Rodnie Pattison @para.king59

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INFORMES DE PRÁCTICA

«El chico es un crack sobre ruedas»

El trabajo en un taller de pintura no es fácil. Pero más difícil debe ser para alguien que está en silla de ruedas, aunque esa persona comparta la misma pasión por nuestro artesanado. Estamos hablando de Rodnie Pattison y su Chevrolet Impala del 64. Nuestros compañeros de SATA Canadá conocieron la historia de Rodnie gracias al Business Development Specialist Thomas Gierens.

La historia de Rod no es una que se cuente a la ligera. Rod sobrevivió por poco a un grave accidente de coche cuando era joven. Como consecuencia de la lesión en la médula espinal, sus piernas quedaron paralizadas. «El accidente lo cambió todo. Volqué a gran velocidad con mi Cadillac Deville y desde ese momento estoy en silla de ruedas. Al principio estaba destrozado, pero pronto me di cuenta de que debía volver. Volver a casa y a mi vida. Mi propia fuerza interior y el apoyo de mis seres queridos me ayudaron a volver al trabajo en las carrocerías».

Rodnie creció en la zona rural de Alberta. Ya en el instituto se construyó su propio coche: un Laguna S3 del 74. «Aumenté la cilindrada a 383 pulgadas cúbicas (unos 6,3 litros) e instalé el árbol de levas más brutal que hayas oído jamás».

Rod estudió en el NAIT (Instituto Tecnológico del Norte de Alberta) y fue el estudiante más joven de su promoción, obteniendo las mejores calificaciones en el cuarto y el último año. En el certamen Skills Alberta, obtuvo la medalla de plata. Más tarde, obtuvo el certificado canadiense Red Seal como técnico en carrocería.

 

El accidente no impidió que Rod siguiera trabajando durante mucho tiempo. Tan pronto como pudo, volvió al taller y a la cabina de lacado. Sin embargo, tanto él como su empresa tuvieron que ser creativos a la hora de utilizar las herramientas.

«En el taller comenzamos a utilizar rampas adicionales para elevar los vehículos y que pueda trabajar desde la silla de ruedas. Incluso usé un espejo viejo de un camión para poder ver el coche desde abajo. Si el coche estaba levantado entre 20 y 25 centímetros, podía quitar los parachoques completos yo solo. Además, suelo usar la cámara de mi móvil cuando no puedo ver debajo del coche, un pequeño truco genial».

Sin embargo, el enorme esfuerzo físico del torso pasó factura. Debido a la sobrecarga y algunas caídas graves, Rod se rompió dos tendones del hombro izquierdo. Hace 10 meses se rompió el hombro derecho y volvió a pasar un mes en el hospital.

 

Sin embargo, incluso mientras estaba lesionado, Rod siguió fiel al sector: trabajaba online como tasador para una empresa de subastas de automóviles. Pero su Impala no le dejaba en paz. Este coche es el proyecto principal de Rod desde hace dos años. «Por desgracia, pintar el coche de una sola vez es bastante complicado para mí. Desde la silla de ruedas tengo que hacerlo por secciones, con el riesgo de que las partes adyacentes no coincidan exactamente en el color. Pero no puedo quedarme de brazos cruzados esperando a que lo haga otra persona. Simplemente asumo el riesgo».

Rod, incluso, ha desarrollado su propio tono de rojo con la ayuda de Mitch Peacock de Jus Cuz Customs en Edmonton. «Estuve cinco días buscando este rojo». Lo llama «Rodberry».

«Lo único que quiero es recuperarme para tener suficiente fuerza en el brazo como para terminar de pintar mi Chevy. Soy un fanático absoluto del artesanado. Me encanta lo que hago y trato de crear obras de arte automovilísticas con pasión y dedicación». Rod, incluso, ha pintado una de sus sillas de ruedas del mismo tono rojo para que combine con su Impala cuando acude a exposiciones de coches. En palabras de Mitch: «El chico es un crack sobre ruedas»

Rod siempre ha sido un fiel usuario de las pistolas de pintura SATA. Nuestros compañeros canadienses consideraron oportuno pintar el Impala con la edición especial lowrider de la SATAjet X 5500 que brilla con sus tonos rojos metalizados.

El Impala es el modelo básico con el motor Turbo Thrift 230 de seis cilindros en línea y 140 CV de potencia. Rod ha dedicado cientos de horas a restaurar su estado original, prepararlo, rellenarlo y lijarlo. Y muchas horas más pintando y puliendo. «Tengo un mando manual que se puede adaptar a cualquier vehículo. Pero para el Impala quiero algo más moderno. Voy a intentar utilizar algunas piezas antiguas para que el mando tenga un aspecto un poco más clásico».

Y, desde luego, Rod tenga la última palabra: «Para mí, es muy importante tener la oportunidad de compartir mi historia para inspirar a otras personas. Una persona sin sueños es como un coche sin gasolina: no llega a ninguna parte».